miércoles, 9 de abril de 2008

La esperada prueba de fuego... vino con un regalo

No había tenido oportunidad de comentar por este medio que hace 3 semanas regresé a la vida laboral, por lo que mi jornada de trabajo se desarrolla de las 8am a las 2pm, cosa que no me tiene del todo feliz, pues soy enteramente noctámbula y gracias a mi madrugador empleo, tengo que dejar la cama a las 6am.... por lo que, para las 12 de la noche debo decir adiós a todas mis enriquecedoras actividades cibernéticas(y de todo tipo).
Cuestión de acostumbrarse a regresar a las noches de dormir solo seis horas, lo cual no me desagrada, ya que no soy muy dormilona, pero el día de hoy tuvo lugar la tan esperada prueba de fuego que sabía ocurriría en un momento dado: que el carro decidiera hacer una de las suyas y tener que irme en camión.
Lo malo del cuento, fue que no hubo previo aviso y, si de por si iba a dormir una hora menos por andar en el chisme y otras cosas interesantes la noche de anoche, mi madre tuvo a bien ir a darme la mala noticia cuando me quedaba media hora más de sueño.
Sin más aspavientos, me levanté, me arreglé y salí treinta minutos más temprano de lo que salgo cuando el pitufín si me lleva hasta mi trabajo. Primero que nada, fui sorprendida al llegar a la esquina, porque yo pensé que no había nadie en la calle y ZAS! Que sale de una puerta un espigado joven de cabello largo y recordé las palabras de mi madre: "Que temprano abre el muchacho del gimnasio que está en la esquina".
Después del recibimiento matutino del vecino que no conocía(jajaja es IDENTICO al luchador "Intocable"), proseguí mi camino en el normalmente problemático transporte público nicolaíta, que esta vez me trató a las mil maravillas. Fue en el punto de transbordar de la pesera Nogalar al Ruta 64 que me di cuenta que la prueba de fuego había venido con un obsequio para mi.
Y es que, gracias al dichoso "horario de verano", no es sino hasta casi las 7.30 am que la luz del día se decide a aparecer, así que tuve MI PROPIA NOCHE en la mañana. Yo sé, no venía cargada de todas esas cosas que disfruto hacer en las desveladas con mi familia noctámbula, compañeros de largas noches de insomnio y tontería, pero fue rico ver que la luna que nos sonreía anoche a mi sobrino y a mí, seguía con vida, antes de que el señor ese Güero que por ratos es medio fastidioso hiciera su entrada triunfal.
Asi que disfruté enormemente ese ratito de oscuridad que pude tener, aún siendo de día y mucho más el ver aparecer la luz y llenarse la ciudad de vida y actividad.

1 comentario:

la jaibita dijo...

eeeeeeeeeeee... jajjajajaja tuviste el alimento que necesita todo vampiro...

nighttttttttttt

besos nocturnos...